“Podrás fi ngir no conocer la raíz griega del amante. Esa
cuerda gruesa que sujeta al palo largo y encorvado para
sostener la vela: amante en navegación signifi ca correa. Y
quién, sino Pablo, debiera saberlo.
Podrás fi ngirlo. Pero mellarás la hebilla hasta desatarla del
cuello. Y destilarás su cuero: los ojos ebrios de tanto con- tar
lo que han visto. Lo fi ngirás. Yo misma lo hice. Pero después
de todo, será inevitable no sentirlo: te asustarás. Porque
como tú, como en cualquier respuesta sembrada con verdad,
él estaba asustado. Su arte, es su temor. De ahí lo saca.”
MARÍA LÓPEZ