Vivir con culpa no es tarea fácil, y eso es algo que Darío
sabe muy bien. Después de todo, el que solía ser su mejor
amigo vive un auténtico in erno tras confesarle lo que
sentía por él, y lo peor es que Darío no puede hacer nada
para arreglar la situación.
Atormentado por unas oscuras pesadillas, Darío se
enfrenta cada día a su peor enemigo: él mismo. El problema
es que es demasiado difícil aceptar lo que siente,
sobre todo cuando hacerlo signi caría que tal vez no sea
la persona que siempre ha creído ser.
El hielo de sus venas se extiende cada vez más, y dependerá
solo de él conseguir que se derrita o dejar que
se extienda hasta congelarlo por completo.