Tisbea tiene veintidós años, agarra un berrinche si no le compran un helado de pistacho, tiene que cruzar una puerta tres veces antes de pasar al otro lado, y jamás ha besado a un chico.
David, introvertido y con un carácter depresivo, ha intentado suicidarse varias veces. Está ingresado en un centro psiquiátrico bajo vigilancia.
David y Tisbea son amigos, por eso Tisbea se ha propuesto encontrarle a David una razón para vivir, pero fracasa una y otra vez.
El problema es que el autismo de Tisbea no le permite percibir el mundo como los demás. Sin embargo, cuando consigue hacerlo gracias a un tratamiento experimental, se da cuenta de lo que esconden las palabras, las miradas y las sonrisas de todos los que la rodean.
El último viaje de Tisbea es un tierna y emotiva historia de superación que nos recuerda que la respuesta a «¿para qué vivir?» está más cerca de lo que creemos.