Como el cine nació en Europa (con permiso de Edison), no ha de resultar extraño que le gustara evocar aquellas épocas que habían sido las fuentes de lo que conocemos como civilización occidental: el Oriente mediterráneo por su vinculaciones religiosas, Grecia por su arte y su literatura, Roma por su sentido de la organización social y política, y Egipto por considerarse un «descubrimiento» de los arqueólogos europeos. El primer personaje histórico que protagoniza una película, en una fecha tan temprana como 1896, es el emperador Nerón, seguido un poco después por Jesucristo. Este libro propone un recorrido por más de cien años de cine sobre la antigüedad a través de 50 títulos, empezando en Italia en 1908 con la primera versión de Los últimos días de Pompeya, y acabando en el Japón de 2012 con Thermæ Romæ, una curiosa fusión de manga y péplum.