Por mucho que lo intenta, Clara no sabe chutar la pelota en línea recta, pero el entrenador insiste en que es una jugadora genial, una estrella. Cuando él empieza a hacerle cosquillas y luego le pide que lo mantenga en secreto, Clara se siente muy rara. Tantos halagos y tanto contacto físico le producen una sensación extraña. Pero todo se resuelve cuando la pequeña decide no mantener el secreto, buscar ayuda y hablar de sus sentimientos.