MIRA mi corazón de noche clara.
Ratas que nunca fueron las culpables
no me sirven ahora.
Tan sólo la belleza. El amor único.
¿Moriré de una vez? Descubre el mar
el cadáver sagrado de mis padres
que todavía no están muertos. Dame
el tesoro del ajedrez maldito.
Ganamos y perdemos en la vida.
No. Hay quien gana y quien pierde.
Zanahorias de miedo son absurdas.
Los alces, las estrellas porno, el sol:
noticias de una mística derrota02026;
¿Qué más pretendes?
Probablemente Dios existe aún,
mientras tú escribes, mientras juras alto
que cada hombre anida cepos.
Mientras la suciedad de tu lirismo
se humilla en venas plenas, fascinadas.
Mientras gritas, perjuras ante todos
que no somos culpables, que ahora mismo
reaccionamos con la extraña valentía
de los más débiles. Señor, ayúdanos.
0201C;Oración0201D;, de Lorenzo Plana.
Lorenzo plana (Lleida, 1965) ha publicado los libros de poemas La historia de Silly Boy (1991), Ancla (1995), Extraño (2000), La lenta construcción de la palabra (2004), por el que recibió el Premio de Poesía Ciudad de Burgos, y Desorden del amanecer (2008). Tras casi una década de silencio, sus nuevos poemas transmiten la incertidumbre de una época fascinante y cruda, desde la inteligencia que no tiende jamás al ensimismamiento pero sí a las claves de la soledad, entre lo onírico y la confianza en la palabra.