Hay días de perros y noches para olvidar. Sonia Ruiz acaba de pasar la peor de su vida, así que... apenas se acuerda de nada. Tras despertar semidesnuda en un contenedor de basura, la joven detective bucea en su vago recuerdo mientras un nuevo caso requiere su total atención: Mila, antigua compañera del instituto, le encarga localizar a su marido, que parece haberla abandonado. Aunque sigue intrigada con aquella noche, no puede dedicar tiempo a hurgar en su memoria porque el sencillo encargo de un esposo a la fuga —otro más— se ha ido complicando. Sus pesquisas la llevan a tratar con grupos neonazis, con la mafia rusa... y el caso se tiñe de sangre.