Olivier Messiaen ha nacido con un don: tiene un oído absoluto, puede identificar la calidad, el timbre e incluso el color de cada sonido. Con el tiempo llegará a convertirse en uno de los compositores más famosos de Francia y del mundo. En El don de la fiebre, Mario Cuenca Sandoval novela la vida de este artista absorbido por la religión, los pájaros y la música, un músico ensimismado a quien la Historia coloca en el frente durante la Segunda Guerra Mundial, en un campo de prisioneros nazi –donde compone y estrena su pieza más famosa–, como profesor en el Conservatorio del París ocupado y como marido inusual junto a sus dos grandes amores.
«Un auténtico animal de la literatura», Andrés Ibáñez, ABC Cultural.
«Una dicción literaria completamente insólita en nuestro panorama editorial», Alberto Olmos, Qué Leer.