Mariano Roncesvalles vigila la frontera de los Pirineos en una idealizada Segunda Guerra Mundial en la que los soldados del sur tienen a los nazis por enemigos y protegen a los refugiados que huyen de la ocupación alemana del territorio francés. Pero más allá de la infidelidad histórica de la narración, el protagonista es un soldado ingenuo y bonachón, enamorado de los pájaros y del bosque, harto de la guerra, que añora su casa y a su amor, con la que sueña a cada paso.