En tiempos convulsos, cuando lo viejo aún no ha desapare-cido y lo nuevo no termina de llegar, Pepe Moll de Alba nos invita a la reflexión con una mirada reveladora en la que su obra pictórica, delicada e irónica, se une a un provocador texto poético.
En su trabajo se percibe la influencia de la luz –y de sus sombras– y de los lugares en los que ha vivido: desde la claridad de su Barcelona natal y la que baña las Islas Cana-rias, donde pasó una infancia marcada por el contacto con la naturaleza, hasta la penumbra de Alemania, país en el que se formó como artista, y la luminosidad dorada de Italia, lugar en el que adquirió madurez como pintor. Es en ese contraste y en esa tensión por donde transita, como si de manera natural hubiera fusionado el Renacimiento tos-cano con la Bauhaus, conectando por medio de puentes invisibles con sus raíces atlánticas y mediterráneas.
Todo lo que crea Pepe Moll de Alba es elegante y sensual, pero es en su honestidad y su audacia donde radica su mo-dernidad. Romper viejos hábitos consigue hacer de un manifiesto autobiográfico un tema universal que nos convi-da a profundizar en nosotros mismos, haciendo propio un relato que adquiere más sentido que nunca en el momento actual.