La presente traducción de este clásico de la alquimia respeta el significado alquímico del texto original. La versión anterior, realizada en la década de los sesenta, respetó la letra con un estilo equivalente al original pero mató el espíritu que la vivifica; y si el asunto que trata ya es de por sí complicado, obviando las sutilezas alquímicas todo se vuelve oscuro, cuando realmente se trata de iluminar al lector. En esta traducción el mensaje alquímico está indemne, su estilo respetado, la puntuación mejorada para una más fácil lectura, hemos tratado de dar coherencia a las mayúsculas/minúsculas antedichas y las láminas están bien numeradas. Durante su preparación, dudamos si debiéramos comentar el texto siguiendo el estilo de la excelente edición en italiano, pero a la postre decidimos no hacerlo. El libro exige sucesivas lecturas para su comprensión, que a veces tuviera uno la impresión de ser insondable; una clarificación excesiva de su contenido pervertiría el Camino que el lector haya de trazarse. El frondoso bosque debe desbrozarse poco a poco y las notas explicativas pueden llegar a desorientar y hacer farragosa la lectura. Las claves para su comprensión están dadas en este prólogo; reléalo pausadamente. Le gustará saber que la simbología alquímica esta explicada con generosidad en los libros de C.G. Jung, Fred Gettings y Raimon Arola, autores que recomendamos vivamente.