Cuartel de los dragones es un dietario minucioso, impaciente, sin depurar, tiránicamente prolijo cuando se trata de inventariar los gustos literarios, las tías abuelas y las residencias familiares de su autor, pero también a la hora de relatar los hitos de su temprano despertar sexual—acompañado de sucesivas nannies soldado y compañeros/as de juegos—, su llegada al cenáculo literario rumano y su afiliación juvenil a un incipiente nacionalismo de corte fascista que, originado en buena parte por la cambiante configuración del país, acabaría devastándolo. «Niño perverso» y «adolescente problemático», Negoi?escu se dio a conocer como poeta e ideólogo literario de la generación de 1940 en el llamado «Círculo de Sibiu». Fue también uno de los pocos intelectuales del siglo rumano que vivió abiertamente su homosexualidad, algo de lo que este libro es testimonio elocuente. Estas memorias incompletas solo abarcan las dos primeras décadas de vida de su autor, pero son décadas capitales: junto al asombroso descubrimiento de la Rumanía y la Transilvania de entreguerras, el libro nos permite presenciar el ascenso de algunas de las corrientes que cambiaron la faz del continente, constituyendo un testimonio insólito e inigualable, «mezcla de magia, ingenuidad, gozo, humor, épica y mitología que convierte las escenas más descarnadas en pura literatura».