Año 827. En su pequeña corte guerrera, Alfonso II el Casto, rey de Asturias y aliado de Carlomagno, recibe una extraordinaria noticia: en un bosque próximo a Iria Flavia, allá donde termina el mundo, han aparecido los restos del apóstol Santiago. ¿Es posible tal prodigio? El rey decide acudir al lugar, a fin de aclarar el misterio.
En la comitiva marchan nobles enredados en intrigas, fieros soldados, cautivos sarracenos, monjes custodios de turbios secretos... un fiel reflejo de ese tiempo turbulento, cuyo epicentro es un rey determinado a salvar su reino. Y junto a él cabalga Alana, con la esperanza de encontrar a su hijo desaparecido y el desafío de narrar, sin saberlo, la primera peregrinación jacobea de la Historia.
«Me llamo Alana. Por mis venas corre sangre astur y sangre goda. Sirvo a don Alfonso el Magno, rey de Asturias. Mis ojos cansados han visto horrores sin cuento, pero antes de cerrarse para siempre tal vez puedan contemplar el lugar donde reposa el apóstol Santiago»
Unas reliquias misteriosas, un destino incierto, un viaje que sentará los cimientos del camino más famoso de la cristiandad.