Escrito, como quien dice, entre cuatro continentes (de Los Cameros a las montañas del Rif; del Cañón del Colorado a las calles de Pakistán; de los tugurios de París a la City de Londres; de Ginebra a Chamonix pasando por Äänekoski en Finlandia), este libro recorre multitud de universos poblados por seres diferentes, gente rara, a quienes las normas de la normalidad aún no han conseguido doblegar. Un libro que nos asoma a lecturas más que estimulantes, situaciones grotescas, exóticas historias del lejano Oriente y también —por qué no— a divertidas batallas.
Las ventajas de ser antipático es una obra intimista y exhibicionista a la vez; un texto que no es condescendiente con las grandes imposturas de nuestra época, ni tolerante con la estupidez institucionalizada que nos acosa a cada paso. Y sus páginas conforman un tratado sobre lo importante que es ser antipático en un mundo que se desvive por tener una sonrisa profidén.
Un libro, en definitiva, que ahonda en el espíritu de Alpinismo bisexual («transformar lo épico en estúpido y lo estúpido en épico») y alumbra los nuevos caminos de la escritura del autor.