La agreste Mongolia es un destino intrépido donde se vive la cultura nómada en paisajes inmensos y vírgenes. Tanto si el viajero desea explorar las joyas arquitectónicas de Bujará o recorrer la cordillera del Pamir a caballo, siempre será recibido con la cálida hospitalidad local: una comida compartida, una ayuda o un lugar donde dormir. Más allá de las ciudades de la Ruta de la Seda de Uzbekistán, el turismo de masas todavía no ha llegado a Asia central, por lo que cada viaje es todo un descubrimiento. Si a ello se suma la intrínseca fascinación de una región olvidada que emerge lentamente como potencia geopolítica, el resultado es uno de los enclaves ocultos más cautivadores del planeta.