En este conjunto de narraciones autobiogra769;ficas, como dice Leila Guerriero, «no hay buenos ni malos, sino gente en medio de un derrumbe i769;ntimo, una cata769;strofe intensa».
La fobia al mar; el miedo a la maternidad; la iniciacio769;n sexual; su atraccio769;n hacia los hombres mayores, la locura... En Primera persona no hay grandes tramas ni certezas. La autora posa una mirada salvaje sobre la naturaleza humana y se cuestiona constantemente a si769; misma. Con un cinismo agridulce y una ironi769;a punzante, Garci769;a Robayo abre aqui769; sus heridas, que bien podri769;an ser las de toda mujer.