Una siempre cree estar satisfecha con la vida que tiene. Yo, por ejemplo, así lo siento.
Tengo una relación estable con un chico que me quiere y que me encanta, mi vocación es mi trabajo, me rodeo de buenos amigos, tengo salud y unos padres que me apoyan en todo.
No pido nada más. Pero si esto fuera así, no tendría nada que decirte.
Porque nada es lo que parece y porque, de un día para otro, en un abrir y cerrar de ojos, el destino puede reírse de ti en tu cara y jugártela hasta que ya no sepas ni quién eres ni qué es lo que te gusta.
Y estoy asustada. Y todo va muy deprisa. Y no estoy preparada. Pero sé que tengo que ser valiente. Y lo voy a ser por mí, y también por ti, porque puede que hayas pasado o estés pasando por lo mismo.
Tengo demasiado que contarte y mucho que cantarte. No m