Aplicado por primera vez a los poemas de Stéphane Mallarmé y Paul Verlaine en 1886, el término simbolista pronto se utilizó también para referirse a las artes plásticas en las que una representación realista del mundo natural daba lugar a imaginarias escenas de ensueño con un contenido psicológico, sexual y místico.
El simbolismo fue un amplio fenómeno internacional, pero especialmente presente en Francia, donde pintores como Gustave Moreau y Odilon Redon dieron la espalda al realismo, el naturalismo y el impresionismo para llenar sus lienzos con visiones esotéricas y, a menudo, eróticas. En lugar de los paisajes bañados de luz de Monet o los temas comprometidos de la clase obrera de Courbet, los simbolistas recurrieron a la literatura, la Biblia y la mitología griega para expresar experiencias de amor, miedo, angustia, muerte, despertar sexual y deseo no correspondido.
Con obras de Edward Burne-Jones, Puvis de Chavannes, Gustav Klimt, James Abbott McNeill Whistler, Gustave Moreau y Odilon Redon, entre muchos otros, este libro presenta el gran alcance, intensidad e influencia del simbolismo.