¡Qué suerte tiene este papá! De no ser por su pequeña, los domingos, en lugar de despertarse bien temprano para jugar con ella, tendría que quedarse en la cama descansando hasta tarde. Gracias a su hija, en lugar de invitar a sus amigos a cenar y pasarse la noche hablando de cosas aburridas, apura el día leyéndole cuentos maravillosos... ¡Y es que todo depende de la óptica desde la que se observen las cosas! Marie-Agnès Gaudrat y Amélie Graux nos presentan una pequeña y divertida historia con la que disfrutarán los más pequeños y que arrancará una sonrisa a los adultos.