Como toda buena utopía, este libro empieza con un protago-nista que despierta de un sueño de cien años en un mun-do muy distinto del que recuerda. Pero este mundo del futuro tampoco se parece a las descripciones de Platón, Thomas More o Francis Bacon: aparentemente ideal, la sociedad del porvenir se presenta tan desquiciada como risible. El resultado es una concatenación de equívocos y confusiones, rebosante de una feroz ironía contra las instituciones, los políticos obtusos y la masa manipulable. Stephen Butler Leacock, maestro de la literatura de humor, sati-riza el género literario de las utopías con una novela repleta de historias cómicas al borde de las lágrimas, pero al mismo tiempo filosóficas al borde de la perplejidad.