La isla de Zanzíbar es uno de los principales reclamos turísticos de África. Bañada por las cálidas aguas del Índico y situada cerca del Ecuador, casi cualquier época del año es buena para visitar Zanzíbar, que tiene su encanto incluso en la temporada de lluvias.
A diferencia de otros “paraísos tropicales” de esta zona del mundo, Zanzíbar posee una rica historia y una gran tradición cultural –y mestiza- cuyo principal legado es la Ciudad de Piedra o Stone Town de la capital, tan magnífica que desde hace años ocupa su lugar en la lista del Patrimonio de la Humanidad elaborada por la Unesco.
Zanzíbar ofrece, pues, una ciudad que asemeja una casbah, fruto de su reciente pasado emparentado con el Sultanato de Omán y en la que destacan, entre callejones misteriosos, impresionantes mansiones de antiguos mercaderes que se enriquecieron con el comercio de especias y el tráfico de esclavos a lo largo del siglo XIX, y muchos de estos palacetes de estilo arábigo se han reconvertido hoy en lujosos hoteles llenos de sabor y encanto. Pero además de su acervo cultural, Zanzíbar es famosa por sus playas vírgenes y formadas por blancos y casi infinitos arenales y aguas de un turquesa como en el Caribe más puro. Playas que, además, se cuentan entre las favoritas de los buceadores y amantes de cualquier deporte náutico, y a las que se llega en apenas dos horas desde la capital atravesando hermosos bosques y reservas naturales.