Entre el hedor asfixiante de toneladas de desperdicios, rodeados de perros hambrientos, moscas y aves carroñeras, pueden habitar hombres, mujeres y niños, muchos niños. Cuando cayó la muralla " que había destruido nada para no mirar el mundo", caminando entre vidrios, cartón sobras de comida y faltas de amor y de justicia, Sergio descubrió el rostro de Angelito, Cony, Herlinda, Sofi, Quique...