Celeste abandona Palma de Mallorca. Decide romper con su entorno, con las malas compañías, y viajar hasta Madrid para intentar darle un giro de ciento ochenta grados a su vida. Para ello ingresa en un hogar de acogida para mujeres. El futuro es incierto, y lo único que la conforta al principio es la idea de redimirse para poder recuperar a su hija Belén, quien nació con el síndrome de abstinencia. Un juez entregó a la niña a una familia en condición de acogida. Esta va a ser una historia épica de superación personal, donde Celeste tendrá que superar muchos obstáculos; e irá mudando su conducta según vaya comprendiendo su entorno. También nos mostrará su mundo onírico, que a la vez nos pondrá encima de la mesa sus miedos, su inseguridad y, cómo no, sus ganas de vencer.