La casa está casi intacta, ajena a los estragos de la batalla, y el partisano se instala en ella como si la guerra nunca hubiese tenido lugar: se baña, se viste con la ropa que encuentra en el armario, come algunos restos de comida. Cuando las fuerzas alemanas recuperan la plaza y unos soldados nazis llaman a la puerta, él decide hacerse pasar por el propietario de la casa. Pero ¿cómo se las arreglará para mantener el engaño?