Los señores Markham alquilan la mansión Sainsbury como regalo de bodas para su bella hija Carin, que acaba de contraer matrimonio con Douglas Layng. La casa parece el lugar perfecto para que los jóvenes comiencen su vida en pareja; no obstante, aquel idílico lugar deja de serlo cuando Douglas descubre el cadáver de una joven bajo el suelo entarimado de la cocina. Dicho cadáver, cuyo rostro está desfigurado por los meses que ha pasado oculto en la vivienda, es identificado por la señora Markham y su hija como el de Ann Gissburn, la joven que convivió varios años con ellas tras la muerte de su padre. La trepidante investigación será abordada inmediatamente por el inspector jefe Pointer, de Scotland Yard, que asume el difícil reto de descubrir al asesino y el móvil de tan horrendo crimen.