Después de una infancia destruida por una violación y la ausencia de un padre por el que siente devoción, su pasión por los artistas puebla sus libros. En París, se codea con los creadores más talentosos de la posguerra, especialmente los surrealistas tales como Henri Michaux, André Breton, Man Ray, o Max Ernst. Unica pinta y escribe, a la sombra de su compañero, el artista Hans Bellmer, pero vende pocos dibujos, maneja mal su carrera y continúa con las crisis. Su obra, compuesta de anagramas, dibujos y escritos, es un reflejo de sus ansiedades esquizofrénicas. Nacida en un mundo abusivo, Unica Zürn sigue el camino de sus alucinaciones y su distancia con el hombre, haciendo de su locura y su vida atormentada la fuente de su arte.