La exitosa película "Prefiero el Paraíso" ha dado a conocer a este gran y simpático santo cuyo V centenario de nacimiento se celebró en 2015. Su santidad atractiva, su entrega a los pobres, su sentido del humor y su alegría desbordante hacen de él un santo para nuestros días. El hombre busca la felicidad, pero nada de este mundo puede dársela.
La felicidad es el fruto sobrenatural de la presencia de Dios en el alma. Es la felicidad de los santos. Ellos la viven en las más adversas circunstancias y nada ni nadie se las puede quitar. San Felipe Neri es ejemplo de la felicidad de la santidad. Dispuesto a todo por Cristo, logró maravillas en su vida y la gloria del cielo. Es difícil no sintonizar con él. La vida religiosa del pueblo de Roma dejaba mucho que desear, graves abusos abundaban en la Iglesia; todo el mundo lo reconocía pero muy poco se hacía por remediarlo. El renacimiento de los estudios clásicos había sustituído los ideales cristianos de los paganos, con el consiguiente debilitamiento de la fe y el descenso del nivel moral. El clero había caído en la indiferencia, cuando no en la corrupción y se desatendía el cuidado espiritual de los fieles. El pueblo, en consecuencia, se había alejado de Dios. La obra de san Felipe consistió en reevangelizar la ciudad de Roma y lo hizo con tal éxito, que un día se le llamaría "el apóstol de Roma".