Del lápiz de Jean-Paul Gaultier han salido faldas para hombre, prendas unisex
transparentes con efecto tatuaje y vestidos corte sirena inspirados en una
camiseta de marinero, además de, cómo no, el célebre corsé con el pecho
puntiagudo que Madonna llevó en 1990 en su gira Blonde Ambition, y con el que
el nombre del diseñador pasó a ser universalmente conocido. Showman con look
inconfundible (camiseta a rayas, tupé rubio), Jean-Paul Gaultier sigue siendo
uno de los poquísimos nombres de la moda reconocibles por el público general.
En su punto álgido, a mediados de los noventa, su popularidad era mayor que la
de ningún diseñador en la historia, una fama y un estilo propio que ha sabido en
buena parte conservar hasta hoy.