Los tiempos cambian, los precios de los vuelos también. Viajar ha dejado de ser seguir la misma guía que una horda de turistas para ver los mismos sitios, comer en los mismos restaurantes y sacarse las mismas fotos, como quien tacha una lista de la compra. Viajar como un millennial es pedir en un restaurante la comida favorita de quien te atienda o coger cualquier autobús que veas y parar en un sitio al azar. Es viajar sin prisas, ni pretensiones, dando más importancia al 'cómo' que al 'dónde'.