La imagen del monasterio se asocia en nuestra mente a la Edad Media. Monjes, monjas, frailes o canónigos desempeñan un papel fundamental a lo largo del milenio que transcurre desde el fin de la Hispania romana hasta los Reyes Católicos, tanto en la vida religiosa o cultural como en la económica. Son un elemento articulador de la sociedad, de la aristocracia al campesinado. Este libro revisa las diferentes manifestaciones y formas del monacato, masculino y femenino. El deseo de alcanzar la perfección de la vida cristiana choca con la adaptación a la sociedad y sus exigencias, en una tensión que se plasma en escándalos y reformas. La relación con los laicos, entre la protección y el abuso; la actitud ante la enseñanza y la cultura escrita; las distintas formas de organizar la vida de la comunidad monástica; la oración intercesora por vivos y difuntos; o las tensiones con obispos y clérigos seculares, marcan el devenir de estos cenobios.