Los textos aquí reunidos se dirigen, como casi toda la obra de Polanyi, contra un único enemigo, solo que proteico y disfrazado bajo numerosos rostros, el orden del capitalismo.
La idea que subyace a ellos es que al apabullante dominio del mercado en cada uno de los rincones de la vida social le va de suyo la deshumanización del hombre y, junto con ello, la disolución de cualquier institución verdaderamente democrática que pueda resistir su dominio.
En este sentido, hay algo más que una afinidad electiva entre el capitalismo y el fascismo: el fascismo es para Polanyi un programa político encaminado a salvaguardar, cueste lo que cueste, el orden social del capital. Para cumplir con su objetivo, la coalición del capitalismo con el fascismo persigue descuajar las raíces cristianas que sustentan la vida humana.
Polanyi desenmascara la ideología capitalista, que hace pasar como “naturales” ciertas relaciones sociales que son solo privativas suyas. Sin embargo, tan “naturales” no deben ser estas relaciones a la vista de que el orden capitalista con frecuencia ha recurrido al fascismo, a los poderes más sanguinarios de la tierra, para salvaguardarlas.