Calígula (Anzio, 12 - Roma, 41) fue el tercero
de los emperadores romanos. En esta obra, Suetonio
describe con toda clase de detalles su vida
privada y su particular forma de ejercer el poder.
Antes de desvelar su faz más siniestra, Calígula
trató de congraciarse con la plebe dándole un
gran impulso tanto a las obras públicas como a
los espectáculos, en un ademán populista que
desde entonces ha tenido innumerables imitadores.
Naturalmente, esta forma de administrar la
cosa pública condujo al despilfarro y a la ruina
de Roma, agujero que terminarían pagando los
supuestos beneficiarios de sus decisiones. Tal
vez este fracaso explique que Calígula se convirtiera,
durante sus últimos años, en un modelo
universal de perfidia política, según el genial
retrato que hace Suetonio del personaje.
Suetonio describe de forma muy impactante
la perversidad y crueldad de
uno de los políticos más abyectos de la
historia.