Las grietas que surcan las paredes son las líneas de escalada naturales más obvias, y desde los albores del montañismo han sido la primera opción para los escaladores en su afán de trazar sus vías. Pero en la actualidad, con el protagonismo casi absoluto de la escalada deportiva y el bloque, las fisuras son el patito feo de la escalada. No es de extrañar: si bien la escalada de muros es natural e intuitiva, las fisuras requieren una técnica específica y un lento y a veces frustrante aprendizaje. La mejor definición de la escalada en fisuras la dio un escalador americano: «La escalada en muros es escalar con lo que hay; escalar en fisuras es escalar con lo que no hay». Es decir, con los huecos vacíos que ofrecen las fracturas de la roca, que es donde tendremos que empotrar nuestras extremidades o cuerpo entero. A estas técnicas para sujetar nuestros apéndices en las fisuras se les llama comúnmente «empotramientos», «empotres» o «cerrojos». Este manual nace para ayudar a los escaladores ya iniciados que quieran aprender o mejorar sus habilidades para enfrentarse a la escalada de fisuras. Además de l