Bigas Luna es, sin duda, uno de los directores más originales dentro del
panorama del cine contemporáneo español. A partir de sus iniciales inquietudes
en el campo de las artes plásticas, la videocreación y el interiorismo,
supo construir un cine peculiar donde confluían sus intereses como pintor,
escritor, diseñador y fotógrafo.
A lo largo de su carrera tuvo una voz propia, un universo cinematográfico
singular y fácilmente reconocible por sus espectadores, donde la gastronomía,
el erotismo, la identidad y sus raíces surrealistas aparecían entreveradas
con los recuerdos de su infancia y bajo la influencia de las mujeres que, tanto
en la vida como en la pantalla, arroparon, dispararon y moldearon su portentosa
capacidad para crear imágenes inolvidables.
Director controvertido y contradictorio, descubridor de nuevas estrellas,
sus diferentes y cambiantes apuestas estéticas no siempre han sido ni bien
entendidas ni bien recibidas por la crítica. Pese a todo, consiguió depurar un
estilo cinematográfico único e inimitable, construir un universo fílmico fruto
de la lenta decantación de sus múltiples y variadas influencias. En su cine
convivía Andy Warhol con Ignacio F. Iquino, Luis García Berlanga, Luis
Buñuel y Alfred Hitchcock, y en toda su obra es sencillo encontrar los rastros
del arte conceptual, del pop art, del surrealismo y de la posmodernidad.