El reto más grande al que nos enfrentamos somos nosotros mismos. Pensar y sentir positivo es importante para gozar de buena salud y ser feliz, sin embargo, es efímero en el tiempo si el pensamiento no va acompañado de la acción. Actuar pensar y sentir están estrechamente relacionados; y aunque se puede actuar sin pensar, siempre sentimos al actuar. Cuando pensamos y sentimos en positivo, el resultado de nuestras acciones resulta gratificante; define nuestro rumbo.
Hoy comenzamos un periodo de cien días para pensar, sentir y actuar de forma correcta y definir nuestro rumbo sintiendo la realidad que nos toca vivir de forma positiva. Todo proyecto tiene una misión y una visión, y se desarrolla a través de valores fundamentales para alcanzar la excelencia. Incluye un objetivo general, objetivos específicos, ejes fundamentales o prioridades estratégicas, plan de acción, seguimiento y evaluación. Te propongo usar estas jornadas para hacer un análisis de tu situación actual y un diagnóstico que te permita diseñar un plan estratégico que llene de sentido tu vida y la de las personas que la comparten junto a ti.
Son muchos los elementos que intervienen en la estabilidad de las personas. Estamos en un cambio de época, no en una época de cambios. Esto nos obliga a pensar fuera de la caja. Lo que parecía útil parece no serlo tanto. Los modelos y las prácticas que traíamos, basados en tener, ahora se sustentan en el ser. Toda transformación necesita emerger desde el interior.
Lo que cambiará tu rumbo realmente es lo que decidas y hagas en cada «ahora». No pretendo que seas feliz como resultado de la lectura de este libro, sino que alcances un estado de felicidad que te sirva de herramienta en cada momento decisivo. Descubriremos juntos día a día desde distintos ángulos cuáles son los valores más excelentes y esenciales de la vida. Pero serás tú en última instancia quien tendrá que pasar a la acción. Nadie puede hacerlo por ti. Por ello mi propuesta se basa en la aplicación del modelo de plan estratégico de vida MPev-52 que consiste en cincuenta y dos principios personales orientados a logro.
No permitas que el peso de una palabra inoportuna o las consecuencias de un error cometido dañen tu vida para siempre. Somos polvo y al polvo volveremos, pero el impacto de nuestra presencia permanecerá imborrable para siempre.
Te propongo como objetivo general alcanzar la vida eterna. Para lograrlo necesitamos como objetivos específicos amar a Dios sobre todas las cosas y a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Nos sumergiremos durante cien días en la aventura de descubrir los ejes fundamentales y el plan de acción para lograr nuestros objetivos.
Llegar a la cima no es el resultado de ser el mejor, sino de renunciar a todo lo que nos impide avanzar y dar lo mejor de nosotros mismos. Y desde esta perspectiva construir nuestro plan de acción de cada día.