En este segundo tomo de Adiós, Pamplona, el historiador Joseba Asiron nos vuelve a hacer viajar en el tiempo, repasando visualmente la historia reciente de la vieja Iruñea. Con la experiencia que le da haber sido alcalde de la ciudad durante cuatro años y a través de las imágenes que captaron los primeros fotógrafos, nos acerca a calles y plazas deslucidas ya por la acción municipal, a barrios que crecieron meteóricamente en los que hace no mucho nuestros abuelos seguían cosechando a mano, o desconocidos e íntimos rincones que, aún hoy, se siguen resistiendo al implacable paso del tiempo y de la hormigonera. Un admirable trabajo de memoria que parte de la comparativa de dichas imágenes, desde una mirada en la que no falta la melancolía que sugiere el título -inspirado en una antigua canción sanferminera-, pero donde también hay buenas dosis de crítica? y, sobre todo, de cariño.