¡Inocente! El veredicto final se produjo después de que el cardenal George Pell soportara ocho años agotadores de acusaciones, investigaciones, juicios, humillaciones públicas y más de un año de prisión después de ser condenado por un tribunal australiano por un crimen que no cometió.
Llevado a la cárcel esposado, tras su sentencia del 13 de marzo de 2019, el prelado australiano de 78 años comenzó lo que se suponía que serían seis años de cárcel por "delitos históricos de agresión sexual". El cardenal Pell soportó más de trece meses en confinamiento solitario, antes de que el Tribunal Supremo de Australia votara por 7 a 0 para revocar su sentencia. Su victoria sobre la injusticia no fue solo personal, sino para toda la Iglesia Católica.
Sin rencor hacia sus acusadores, jueces, trabajadores penitenciarios, periodistas y aquellos que lo persiguieron, el cardenal utilizó su tiempo en prisión como un "retiro prolongado". Llenó elocuentemente las páginas del cuaderno con sus conocimientos espirituales, experiencias en la prisión y reflexiones personales sobre los acontecimientos actuales tanto dentro como fuera de la Iglesia, así como con conmovedoras oraciones.
Cardenal George Pell, ex arzobispo de Sídney (2001-2014) y de Melbourne (1996-2001), Australia, sirvió en el Consejo de Cardenales del Papa Francisco, creado por este para reformar la Curia romana. Fue designado en 2014 como Prefecto de la Secretaría para la Economía del Vaticano, hasta que a sus 77 años, entró en prisión tras ser declarado culpable en un juicio por delito sexual en los años 90. En abril de 2020, y después de que el cardenal apelara su condena, el Tribunal Supremo australiano le absolvió por unanimidad.