El Perro Vagabundo, mezcla de cantina, cabaret y teatro, situado en el sótano de una casa en San Petersburgo, funcionó como un club de encuentro donde se dio cita lo más granado de la intelectualidad y el arte ruso de principios del siglo XX, desde Anna Ajmátova a Serguéi Prokófiev y de Vladímir Mayakovski a Katja Popova. En ese vórtice, este libro despliega un conjunto fascinante de memorias cruzadas, anecdotarios, postulados estéticos y fragmentos biográficos de los protagonistas de la Edad de Plata de la literatura rusa.