Suele darse por supuesto, entre los autores y aficionados a las historietas, que el noveno arte es un campo inexplorado y lleno de posibilidades. Abordar entonces la exploración de ese territorio desconocido constituiría una aventura, quizá apasionante, que podría ser contada, precisamente, en viñetas. Y así comienza Desilvestración, nueva obra de Silvestre que, a través de un narrador convertido en personaje, muestra el asombroso mundo latente de las historietas. No se trata, sin embargo, de una exposición sistemática, al modo de un discurso teórico, sino que se despliega en una pluralidad de líneas temáticas que convergen en la tentativa de descubrir la esencia de ese mundo, aparentemente cotidiano. Pero entre los enigmas de la materia tebeística se presentarán realidades que obligarán al autor a recapacitar sobre la casi totalidad de sus antiguas producciones personales y a someterlas a una crítica implacable. Finalmente, Silvestre quedará refutado por sí mismo y se verá forzado a desilvestrarse, es decir, a civilizarse. Y así, quien partiendo de la civilizada institución de las historietas quiso destruirlo todo, vuelve ahora al origen, a la fascinación por un oficio prodigioso.