El Demonio simboliza ?dentro de la tradición cristiana? todos los males y vilezas de la humanidad: todo lo negativo, perjudicial y siniestro; todo lo que nos aterra, confunde y conduce por mal cami- no. En la zona del Mediterráneo, en cambio, su figura viró hacia características menos sombrías y maléficas, tornándose un ser más bromista y juguetón, capaz de ser engañado y sometido. En este preciado rincón del mundo, el De- monio ha adquirido un matiz más lúdico y travieso, desempeñando una función liberadora respecto a las normas sociales y frente a la monotonía y la rigidez de nuestra cotidianidad.