“En esto no eres sucesor de Pedro sino de Constantino”. Esta advertencia, dirigida por San Bernardo de Claraval al papa Eugenio III (1145-1153) demuestra que ya en aquella época las mentes más clarividentes del cristianismo eran muy conscientes de la funesta asociación que se había producido entre la figura del emperador romano y el obispo de Roma.
¿Cómo se explica que una iglesia que se considera sucesora del apóstol pescador Pedro se convirtiese en la institución más antigua y poderosa del mundo occidental? Todo surgió de la mayor falsificación de la historia, la supuesta donación de Constantino, que hizo a los papas sucesores de los emperadores y les concedió unos poderes temporales que han condicionado la historia del papado hasta nuestros días.
Este libro estudia, en un estilo accesible a cualquier lector, los antecedentes de la famosa donatio, la fabulosa historia que la ambienta, sus contenidos mismos y su prodigiosa efectividad histórica, que sobrevivió a su desenmascaramiento como lo que en realidad era: un relato mítico.
El libro, que combina claridad y erudición, contiene deslumbrantes representaciones pictóricas de la famosa donatio.