«Palpita en el fondo de estos poemas un trasunto biográfico, una dimensión confesional, pero todo queda trascendido mediante imágenes que intensifican el vitalismo y la pasión. Somos amores que se fueron y a los que todavía esperamos [...] Está también la historia presente y la sociedad de nuestro tiempo, pero está sobre todo ese pulso herido que va al encuentro de aquello que fue». Diego Doncel, prólogo. «Escribes poesía porque lees poesía. Podría decir que escribo poesía porque leí unos versos que me dejaron, gran desatino, sin palabras. Por la vía negativa, dirían los místicos, apenas unos versos, el balbuceo enamorado de san Juan de la Cruz: ?un no sé qué que queda balbuciendo?, que me ofrecía el mapa del tesoro, la llave del reino, un intento permanente de acceder a la paradoja del amor y del lenguaje» (Isabel Ordaz). AUTORA Como actriz y como poeta, Isabel Ordaz ha ido siempre tras la voz: la voz como destino. Si en el escenario a la palabra hay que entregarle un cuerpo, en poesía el sumo cuerpo es la palabra misma. Sobre el escenario hay tantas cosas... Desde luego está también el vértigo