El 20 de noviembre de 1984 Santi Brouard es asesinado en su consulta de Bilbao. El director general de Seguridad del Estado Julián Sancristóbal da la orden al policía Rafael Masa, y este último paga por ello a Luis Morcillo y a Rafael Sánchez Ocaña. La muerte de Brouard provocó una honda conmoción en la sociedad vasca: presidente de HASI, miembro de la mesa nacional de HB, teniente alcalde de Bilbao, parlamentario, pediatra? Por su carisma y su compromiso, Brouard era un médico muy conocido en la ciudad y una persona de gran ascendencia en distintas familias políticas. Junto a todo ello, este cómic recoge también facetas menos conocidas del político lekeitiarra: amigo de sus amigos, atento camarada y conversador jocoso e incisivo, Brouard fue también un lector voraz y un militante convencido del euskera. Adur Larrea y Harkaitz Cano bucean mediante la ficción en la intimidad del personaje, entretejiendo su perfil público y su vida privada con los años ochenta como telón de fondo.