Renovador fundamental de la narrativa contemporánea, Salvador Elizondo ha creado a lo largo de sus obras un universo de escritura propio donde el lenguaje se subvierte a sí mismo. La suya es una sola senda de herrajes mallarmeanos que, con variadas formas y técnicas narrativas, indaga a través de ´imago´ y metáfora la esencia oculta de las historias, la realidad contradictoria. Mirada interior, la prosa de Elizondo alude a una vocación filosófica que trasciende toda convención literaria y cuestiona toda premisa. ´El retrato de Zoe´ aprehende instantes simbólicos que se expanden entre las formas del tiempo hasta hacerse infinitos. Cada cuento es una evocación -plena de luces y espejos- donde la memoria existe porque es olvido: infabulaciones cuyo sentido último transgrede toda moraleja. Elizondo se sumerge en lo profundo de sus personajes, en lo que ya no es, para construir la naturaleza equívoca de la verdad. Allí traza, con habilidad y delicia narrativa, ventanas desde las cuales mirar el paisaje abismal e imprevisto del alma humana; recuerdos, deseos y mitos concluyen siempre como un misterio. Sólo el espacio vacío engendra la esencia de la forma creada.