Esta obra describe los hechos más relevantes para la historia de España de los noventa y ocho monarcas que rigieron los reinos cristianos. Algunos fueron excelentes y otros pésimos, santos y malvados; los hubo intrigantes, asesinos, oportunistas, desequilibrados, sabios, torpes, guerreros, cobardes, valientes, humildes, soberbios, lujuriosos, castos, altruistas, intelectuales... y con reinados breves y largos. Todos ellos conformaron parte de la anfractuosa y colosal historia de España.
Desde la ocupación del reino visigodo por los musulmanes, en 711, hasta la muerte de Juana «la Loca» en 1555, fueron apareciendo y evolucionando diversos reinos cristianos: el reino de Asturias, que permaneció desde que Pelayo venció a los musulmanes en Covadonga en 722 hasta que Alfonso III «el Magno» lo transformó en reino de León (910); el reino de Pamplona, creado por Íñigo Íñiguez en 824, al que Sancho VI «el Sabio» cambió su denominación por reino de Navarra en 1162; el reino de Aragón, que surgió con Ramiro I en 1035 y fue transformado en corona de Aragón en 1137, al unirse el reino de Aragón y el condado de Barcelona, tras casarse Petronila de Aragón con Ramón Berenguer IV de Barcelona; el reino de Castilla, que nació con Fernando I «el Magno» en 1037 y se transformó en corona de Castilla al unirse los reinos de Castilla y León, con Fernando III «el Santo» (1230); la unión de las coronas de Castilla y Aragón, con los Reyes Católicos (1475); y la anexión del reino de Navarra a Castilla-Aragón, con Fernando «el Católico» (1515). Constituyó el conjunto el reino de Hispania, que se consolidaría con Carlos I, tras la muerte de su madre Juana «la Loca» (1555), y fue el origen de la actual monarquía española.