El Viernes Santo de 1953 en Manhattan (Kansas), con solo 18 meses de edad y a 40 km del hospital más cercano, Cassandra Peterson cogió una olla de agua hirviendo de la cocina y acabó echándosela encima por accidente. Sus quemaduras de tercer grado no auguraban nada bueno pero, contra todo pronóstico, Cassandra sobrevivió. Quemada y con cicatrices, en aquellos primeros años de vida desarrolló una auténtica fascinación por el terror, hasta el punto de que mientras sus hermanas jugaban con muñecas Barbie, ella construía figuras de Frankenstein y Drácula e idolatraba a Vincent Price.
Así empieza la historia de una niña del Medio Oeste que llegó a convertirse en el icono de Halloween más sexy y descarado del mundo, y que ahora deslumbra con esta autobiografía tan divertida como desgarradora, cargada de giros, dificultades, juergas, escándalos y experiencias impactantes.