La política del Estado de Israel ya ha realizado la sustitución de una ideología (mesiánica) secular por otra ideología (hipermesiánica) religiosa. Este hecho pretende transformar a ese estado y a esa sociedad en algo totalmente diferente ("elegido") del resto de los otros Estados y sociedades; y al hiperjudaísmo nacionalista israelí en algo opuesto a los otros dos grandes monoteísmos abrahámicos. La lectura que hoy hace el nacional judaísmo o hiperjudaísmo del Antiguo Testamento (Torah) es una lectura imperial, acorde con el papel que aspira a jugar en un nuevo orden mundial globalizado.
El fundamentalismo judío está estruturando una fuerza -ideológica y física- a escala internacional, con el objeto de desatar una guerra definitiva, una guerra de exterminio que tendrá como escenario principal el Oriente Medio y zonas contiguas del Asia Central. Esa solución final está diseñada tanto para eliminar a la población árabe del Eretz Israel cuanto para quebrar el poder militar de otros Estados árabes y musulmanes, y lograr así la pureza étnica y religiosa y la hegemonía que el nacional-judaismo considera imprescindible para la supervivencia del Estado de Israel, en sus nuevas dimensiones bíblicas.