Friedrich Nietzsche, filólogo de formación y solo póstumamente recibido en el gremio filosófico, fue también poeta. Escribió poesía durante toda su vida, quizá para conjurar una soledad cada vez mayor, en un intento de recrear sus reflexiones y enseñanzas y dotarles de vida, de cuerpo, de voz.
Pero Nietzsche fue poeta ante todo al hacer del estilo arma y seña, punzón de su pensamiento. Señaló al poeta, junto con el sacerdote y el guerrero, como «ser respetable» por no estar hecho para ejercer una función, «eso que se llama profesiones». Es poeta», de forma eminente, aquel que incorpora la voluntad creadora, la «poiesis» como poder creativo y afirmación incondicional de la vida; aquel en quien la naturaleza retórica del lenguaje se expresa en forma de mentira consciente, de artificio; aquel que asume en su escritura que «el estilo debe 'vivir'». Poder «mágico» y «sanador» de la palabra poética que encarna la transmutación de todos los valores.
Los trabajos reunidos en este volumen son incursiones en ese poetizar intempestivo tal como se plasma en el Nietzsche filósofo, filólogo, poeta e, incluso, compositor de «Lieder». Son estudios de su pensamiento, en especial en su relación con la «época trágica de los griegos», el romanticismo o el decadentismo decimonónico, pero también de su recepción en el contexto de la poesía española. Sobre todo, quieren enseñar a «leer bien», atendiendo al «dictum» del propio Nietzsche: «Pacientes amigos míos, este libro no aspira a otra cosa que a tener lectores perfectos y filólogos. ¡'Aprended', pues, a leerme bien!».