«El título de este libro nace de la necesidad (no del verbo necesitar desesperadamente, como muchas veces se utiliza y además con dependencia, sino del verbo "quiero hacerlo con todas mis fuerzas y noto que se me va a salir del alma si no lo hago") de decir "Te quiero", pero tener el sentimiento de hacerlo muy pronto.
Apenas llevábamos viéndonos dos semanas y sentí que todavía era precipitado decirle aquellas 8 letras.
Entonces recordé las palabras tan conocidas de Víctor Küppers: "Planta que no riegas, planta que palmas".
- Tengo que decirte algo -le dije, de repente-. Te riego.
Porque las plantas, como las relaciones humanas, necesitan cariño y tiempo; dedicación.
Y eso es lo que deseaba de una relación. Una persona a la que regar y que me regase, con la que crecer a diario, con la que formar un equipo.»
"Te riego" habla de la superación, del amor propio, de la ansiedad, del dolor y del miedo.
"Este libro ha sido mi oscuridad, mi reapertura de heridas, mi infierno y mi desespero. Mi kriptonita y mi talón de Aquiles.
Pero, sobre todo, mi salvación", afirma la autora.