Si hay algo que define la obra de Marcelo Schnock (u Olec Mün en el ámbito musical) es la búsqueda, la pregunta, la indagación por la existencia y su sentido. Sea a través de la performance, la poesía o, en este caso, de la crónica de viaje, el autor establece un seductor trasfondo contemplativo que ya se ha convertido en su sello identitario.
Estos viajes por India y África son un nuevo y refrescante afluente en la obra de Schnock, que desde su pluralidad se resiste a codificarse bajo un único formato y que apuesta siempre por la reflexión profunda, algo que ya resultaba evidente en su poemario Todas mis muertes (Cántico, 2021) y que se convierte en una cuestión vital en Uno es el mundo.